Si planeas explorar la Península de Yucatán, Valladolid es uno de esos lugares que no puedes dejar pasar. Es una pequeña ciudad colonial llena de vida, color y sabor — una joya escondida entre Cancún y Mérida que combina perfectamente la historia, la cultura local y el auténtico encanto yucateco.
Las calles empedradas, las casas de colores pastel y la amabilidad de su gente te hacen sentir bienvenido desde el primer momento. Aquí te contamos cómo disfrutar Valladolid como un verdadero local: desde su comida y mercados hasta su arte y vida cultural que hacen de este destino algo inolvidable.
Tu primera parada debe ser el Parque Francisco Cantón, la plaza principal de Valladolid. Está rodeado de encantadoras construcciones coloniales, tiendas locales y la hermosa Iglesia de San Servacio, uno de los símbolos más reconocibles de la ciudad.
Durante el día, el parque es tranquilo; los locales se reúnen para conversar o disfrutar de una fría agua fresca. Pero por la noche, cobra vida con música, vendedores ambulantes y familias saboreando las tradicionales marquesitas (crepas crujientes con queso y Nutella).

Siéntate en una de las famosas sillas tú y yo —esas blancas que están frente a frente— y simplemente observa la vida pasar. Es una de las experiencias más simples y auténticas de Valladolid.
Si realmente quieres conocer un lugar, empieza por su comida. Valladolid es un paraíso gastronómico para los amantes de la cocina tradicional yucateca.
Aquí tienes algunos platillos imperdibles y dónde probarlos:
Y no te olvides del postre: prueba una marquesita o un helado artesanal de coco en alguno de los carritos del centro.
Los mercados de Valladolid son el alma de la vida cotidiana. Para vivir una experiencia auténtica, visita el Mercado Municipal Donato Bates, donde verás a los habitantes comprando frutas, especias y productos artesanales.
Camina entre los coloridos puestos llenos de chiles, verduras frescas y tortillas recién hechas. También puedes probar antojitos locales como los tamales colados o la longaniza de Valladolid, un embutido con sabor único famoso en toda la región.
Si buscas recuerdos, no te pierdas el Mercado de Artesanías, donde los artesanos venden hermosas hamacas, blusas bordadas (huipiles) y joyería hecha a mano con técnicas mayas tradicionales.
Después de recorrer los mercados, dedica tiempo a disfrutar el patrimonio cultural de Valladolid. Visita el Convento de San Bernardino de Siena, uno de los más antiguos de Yucatán, o la Casa de los Venados, una casa-museo privada con una de las colecciones más grandes de arte popular mexicano.
Y por supuesto, ningún viaje está completo sin conocer un cenote. El más famoso, Cenote Zací, se encuentra a solo unos minutos de la plaza principal y es perfecto para nadar y refrescarte en un entorno natural único.
Valladolid tiene una escena artística en crecimiento y una identidad cultural muy viva. Su arquitectura colonial y sus raíces mayas se mezclan en museos, galerías y calles llenas de color.
Aunque Valladolid es tranquila, se llena de alegría durante sus festividades locales. Si visitas en febrero, podrás vivir La Candelaria, una semana de música, danzas y deliciosa comida tradicional.
Por la noche, visita La Joyita Cantina o Conato 1910, donde hay música en vivo, cócteles y un ambiente relajado donde locales y viajeros se mezclan. Es el lugar perfecto para cerrar el día al estilo vallisoletano.
Si no encuentras tu hotel / destino o tiene una solicitud especial, contáctanos en: contacto@odigooviajes.com
Llegar a Valladolid o Mérida es más fácil de lo que imaginas. La forma más cómoda y segura es reservar transporte privado desde el Aeropuerto Internacional de Cancún directamente hasta tu destino.
Nuestro servicio de transporte incluye:
Ya sea que viajes a Mérida, Valladolid, Tulum, Playa del Carmen o Chichén Itzá, hacemos que tu traslado sea seguro, cómodo y sin complicaciones.
Además, también podemos reservar tu alojamiento y tours en toda la región. ¿Quieres nadar en cenotes, visitar ruinas mayas o aprender cocina tradicional? Solo dinos lo que buscas, y nosotros nos encargamos del resto

